La despoblación es, como decimos en España, un arma de doble filo. Por un lado permite la recuperación del bosque, que en los últimos 50 años se ha recuperado mucho en muchas partes de España, incluida mi zona. Esto ha permitido por ejemplo al oso llegar a zonas donde hacia mucho tiempo que no vivía.
Pero por otro lado, el abandono de las prácticas agrícolas y ganaderas tradicionales lleva a la proliferación de matorrales pirófitos, con lo que los fuegos aumentan en intensidad. Además, desaparece una forma de vida integrada en el medio, que nunca más se volverá a recuperar.
No hay que esoerar nada del estado en estas áreas despobladas, al contrario, suelen aprovecharse para la extracción sin oposición de sus recursos naturales. Solo algunas organizaciones privadas, como el Fapas o la Fundación Oso Pardo han permitido la recuperación efectiva del oso, poco ha tenido que ver la administración, y más en estos momentos de crisis, donde se han reducido los guardas forestales.